Desde el siglo XI y durante más de cuatro siglos numerosos guerreros cristianos provenientes de muchos lugares de Europa se dirigieron a la Península para participar en la guerra que, desde el siglo VIII, mantenían los cristianos hispanos contra los musulmanes de al-Andalus (la Reconquista). Muchos de ellos, después de su estancia en Hispania, proseguían hacia Tierra Santa para combatir en las Cruzadas. Otros venían ex profeso para participar en una "Guerra Santa" que desde el siglo XI fue auspiciada por los papas. Las relaciones entre cruzados e hispanos no fueron fáciles y a la postre dejaron una imagen distorsionada de unos y otros.

El S. XV castellano estuvo marcado por el signo de la guerra. Un violento marco político donde, en ocasiones, no hubo otra ley ni justicia que la de las armas. Extremadura no fue ajena a este contexto, convirtiéndose así la violencia bélica casi en una constante en su territorio. Aparecieron, de este modo, guerreros intrépidos y carismáticos que hicieron de su participación en la contienda, mediante la violencia y el pillaje, un modelo de vida. Como representante, D. Alonso de Monroy, paradigma de este tipo de guerreros. Un "señor de la guerra" que se abrirá camino al calor de las armas dentro de las esferas de la política y la sociedad del momento.

Con el presente libro, Carlos J. Rodríguez Casillas quiere dar a conocer al público una realidad histórica hasta ahora poco conocida: el posicionamiento político de la nobleza, oligarquías, ciudades y villas extremeñas ante dicho conflicto, el desarrollo táctico y estratégico que utilizaron los bandos enfrentados, la organización de sus recursos militares y las consecuencias que la Guerra de Sucesión dejó en Extremadura. Un análisis que ha sido realizado desde una óptica militar, con la que el autor nos brinda una excelente oportunidad de aproximarnos a un contexto en el que, en ocasiones, no hubo otra ley más que la de las armas.